No hace tanto tiempo, en una ciudad como Barcelona era posible encontrar pisos de alquiler a 800 euros. De hecho, era lo que se pagaba de media en 2016. Pero hoy esa cifra está más cerca de lo que cuesta una habitación en la capital catalana. Lo sabe bien Yamila Chein, que a sus 40 años trata de buscar una vivienda para ella sola que no se trague todo su sueldo. “Lo que sale es muy poco y a veces el anuncio dura menos de una hora en las webs. Si no los ves al momento, te quedas fuera”, describe esta mujer. “Es agotador”, remacha. @eldiario
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