Un Airbus A320 de Austrian Airlines aterrizó en Viena con el morro desintegrado debido al granizo recibido en las últimas etapas del viaje. La violencia de los granos fue tal que también dañó gravemente la capa externa del parabrisas, “cegando” a los pilotos y dificultando aún más el descenso. El avión aterrizó en el aeropuerto austriaco, sin que se registrara ningún herido. @elmundo
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