El padre, James Crumbley (hoy de 47 años), compró una pistola semiautomática SIG Sauer de 9 mm como regalo de Navidad anticipado para su hijo, Ethan. La madre, Jennifer (ahora de 45), lo llevó a pegar tiros, a hacer prácticas.
Jehn, que así la llaman, pagó por media hora y 100 balas. De regreso, colgó una foto en Instagram orgullosa de su vástago. Llegó a disparar 14 balas consecutivas en una secuencia rápida. “Madre e hijo probando el nuevo regalo de Crismas”.
Ethan, que tenía 15 años en aquellas fechas, fantaseó en una hoja de ejercicios de matemáticas con “un baño de sangre por todas partes”. Lo hizo realidad. @lavanguardia