“Independientemente de que sea mi gata, el dolor que produce y lo que puede estar sufriendo, es que es peligroso que eso pase”, lamenta la afectada. “Nosotros pasamos el control de animales con tres operarios viendo el transportín, abriéndolo y cerrándolo y nadie nos dijo nada”, insiste. “Tú no puedes estar subido en un avión y que te mientan y te digan que el transportín no está homologado y que luego te digan que el gato se ha escapado; me parece gravísimo”. El animal, insiste, “es un ser vivo, lo primero, y luego, está el vínculo emocional que tiene con una persona“. “Es parte de la familia”. @elmundo