La singularidad de este nuevo plástico reside en su capacidad para mantener la misma resistencia que los derivados del petróleo, pero con la ventaja de desaparecer completamente tras una exposición prolongada a ambientes salinos. En un experimento realizado en un laboratorio de Wako, el material se descompuso por completo tras agitarlo durante una hora en agua de mar.
Al entrar en contacto con la sal, el material se desintegra en sus componentes originales, los cuales son procesados por bacterias presentes de forma natural en el entorno. Este proceso evita la generación de microplásticos y nanoplásticos, dos subproductos que actualmente representan una grave amenaza ambiental y sanitaria. @elconfidencial