Eratóstenes vio lo que nadie imaginó, y su cálculo cambió para siempre cómo entendemos el planeta. No probó que la Tierra es redonda, lo que hizo es calcular su circunferencia gracias a que es redonda.
El resultado fue 39.690 kilómetros, una cifra asombrosamente cercana a la circunferencia real de la Tierra, que es de 40.075 kilómetros, con un error de apenas el 1 %, logrado sin instrumentos modernos, sin viajar, solo con un palo, una sombra y un cerebro que no conocía límites.
Su cálculo se perdió con el tiempo, ya que Roma conquistó Egipto y la Biblioteca de Alejandría fue destruida, dejando su idea en el olvido durante siglos, hasta que los árabes la rescataron y, en el Renacimiento, astrónomos como Copérnico se apoyaron en su trabajo.
Eratóstenes no solo midió la Tierra, también calculó la distancia al Sol y el tamaño de la Luna, mostrando que un hombre con preguntas podía desentrañar los secretos del cosmos, aunque su nombre quedó eclipsado por otros que vinieron después y se llevaron la gloria.
HROM tiene un videaco sobre este tema. Pilló un avión y todo para demostrarlo.
La singularidad de este nuevo plástico reside en su capacidad para mantener la misma resistencia que los derivados del petróleo, pero con la ventaja de desaparecer completamente tras una exposición prolongada a ambientes salinos. En un experimento realizado en un laboratorio de Wako, el material se descompuso por completo tras agitarlo durante una hora en agua de mar.
Al entrar en contacto con la sal, el material se desintegra en sus componentes originales, los cuales son procesados por bacterias presentes de forma natural en el entorno. Este proceso evita la generación de microplásticos y nanoplásticos, dos subproductos que actualmente representan una grave amenaza ambiental y sanitaria. @elconfidencial
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