Finolier y su percance durante un viaje a Detroit

Hola Fino, yo cago sentado. Sigo tu blog desde tiempos inmemoriales y me gustaría contarte una anécdota; porque no tengo el valor de contárselo a nadie de mi círculo cercano y sé que a ti y tus fieles seguidores, podría, incluso, haceros ilusión leerlo…
“Hallábame yo explorando Detroit a una mujer ya entrada en años; aunque era una de sus primerizas experiencias (según ella) por esa zona. Todo muy bien, entró a la primera, no sin sus llantos propios…mis dieses, muy resbaladizo todo dentro hasta el boom final; pero cuando me dispuse a extraer mi miembro de allí, una oscura mancha pude divisar entre la poca luz que había. Iluso de mí, pensé que aquella mancha, debido a los gritos de dolor, era sangre; pero no quise comprobarlo manualmente. No pasaron ni 5 segundos y un extraño, penetrante y seco olor ocre llegó a mi nariz, dándome cuenta de que aquello no era sangre, sino mierda.”
Ya se sabe que jugar con Detroit puede tener sus riesgos; pero no es hasta que lo vives en tus propios huesos, el hostión de realidad que ello puede conllevar.
Saludos y Put your hands up for Detroit!

Finolier y su percance durante un viaje a Detroit

Gajes del oficio. De todo se aprende 🙂