Empieza la guerra de supervivencia en la que se hacen curiosas alianzas temporales…
Aunque…
Empieza la guerra de supervivencia en la que se hacen curiosas alianzas temporales…
Aunque…
[…] “En realidad, la izquierda académica me ataca habitualmente porque considera que soy de derechas. No soy políticamente ortodoxo, es verdad. Me opongo a la política identitaria, la corrección política y la idea de la justicia social como una guerra, especialmente en el contexto de la vida universitaria liberal estadounidense”, explica. “Yo fundamento los argumentos que sostengo con datos e historia para que la gente que no esté de acuerdo pueda cuestionarlos. No lo hago a partir de dogmas.”
Gran parte de este apoyo de la vieja derecha en Estados Unidos procede de personas decepcionadas por la ortodoxia de la izquierda universitaria. He visto eso, ante mi espanto, en algunos de mis antiguos alumnos, cómo personas inteligentes pueden reaccionar ante el dogma de la izquierda abrazando el dogma de la derecha“.[…]
No abracéis dogmas, hijuepvtas. La gente inteligente pasa de comprar las milongas de los partidos de izquierdas. La gente menos inteligente cree que la alternativa son los partidos de derechas.
“Me dice ‘¿estás bien?’. Y yo, ‘No, los tipos de Disney han venido a darme una patada en el culo por retrasarme dos días en el calendario’. Sean dice ‘¿quieres que te ayude?’. Corte a: estamos cenando con los ejecutivos de Disney (…) Anuncio que al señor Connery le gustaría pasarse y saludar. Sean aparece y se sienta frente a los ejecutivos boquiabiertos”, escribe Bay en su texto.
Entonces, según recuerda el director, un imponente Connery estalló frente a los ejecutivos al saltar en su defensa. “¡Este chico está haciendo un buen trabajo, y vosotros vivís en vuestra puta torre de marfil de Disney mientras nosotros necesitamos más dinero!”, gritó. De tal forma que los ejecutivos, tras unos segundos de muda sorpresa, dijeron “vale, ¿cuánto?” y Bay no solo no fue amonestado por retrasarse, sino que recibió más dinero para seguir con La roca.
“Lo hizo porque adoraba las películas”, concluye Bay. “Amaba la excelencia y hacía lo mejor que podía. Su ética de trabajo no tenía rival, la mejor que he experimentado nunca”.