Los vecinos del bloque donde se produjo el crimen indicaron ayer que había problemas de convivencia ente María Luz y Gracia desde hace tiempo y se insultaban hasta de noche. Explicaron que la octogenaria se había quejado en varias ocasiones por una rampa del bloque. También indicaron que María Luz trabajaba como técnico sanitario en un centro de salud de la calle de Aguacate de Carabanchel. «Mariluz era muy callada y casi no tenía relación con los vecinos», apuntó uno de los residentes. «Gracia se quejaba de algunas cosas de la comunidad y a veces la convivencia entre ellas era mala, pero nunca habíamos pensado que esto podía acabar así», añadió el mismo vecino.
Never forget…
Enviado por LaChicaDel2cv.
Extrañísima publicación linkeding @XuneV.
Cuando su doctor me dio la noticia, entre mis alaridos por el dolor emocional intenso, había solo una pregunta en mi mente: «Si yo hice todo bien, ¿por qué estamos aquí?».
Antes de enfermarse de un virus que en teoría no te mata, ella estaba sana. Tres semanas después, una infección en su sangre que no respondió a antibióticos detuvo su corazón y nos dejó hechos polvo a los dos. (aunque lo mío fue más en sentido figurado). Los doctores me dijeron que el caso de mi esposa es uno de esos que llevan a convenciones y discuten qué pudo haber pasado. Sin embargo, no estoy escribiendo esto para contar una historia triste. Todo lo contrario. Mi narrativa no es que «perdí» a Eira. Mi historia es un LA TUVE. Solo yo fui su esposo. Nos prometimos amor toda la vida y ella cumplió su parte… y yo también. Es mi mayor caso de éxito. Uno que me enseñó la maravillosa lección de lo que está en mi control y lo que no. Me confirmó mis prioridades. Me dejó claro qué es lo único que no tiene solución en la vida. Ella y yo vivíamos conscientes de nuestra mortalidad. Por eso, nos quedó una vida de cosas por hacer, pero nada pendiente. Una canción que amo, Nature Boy, dice: «The greatest thing you’d ever learn is to love and be loved in return».
Eira me enseñó la verdad en esas palabras. No hay «jesuswrites» sin ella. Ese fue el evento que me impulsó a mostrarme, cuando estuve listo. El crecimiento postraumático existe. Me gusta pensar que sirvo de evidencia. Su sonrisa se apagó hace cuatro años.
Quise honrarla hoy. Gracias por leerme.
Cheers!