Que el SMI cada vez se acerque más al salario medio, con lo que ello conlleva.
La última subida del SMI, aprobada por el Gobierno el pasado martes, cierra un ciclo en el que el salario mínimo ha crecido un 54% desde 2018. La lentitud de la estadística salarial hace que todavía no tengamos datos de cuánto han crecido el resto de retribuciones en 2023. Pero si tomamos como referencia el último dato disponible (2022), el sueldo medio aumentó desde 2018 un 9,5%, mientras que el mínimo lo hizo en un 36% en ese mismo periodo. Es decir, el SMI ha crecido cuatro veces más que el sueldo medio del país.
Uno de los efectos que se esperaba lograr con las subidas del salario mínimo era, precisamente, impulsar los salarios intermedios en los convenios colectivos. Siguiendo este razonamiento, el ‘efecto suelo’ de subir el SMI debería arrastrar a los salarios de las categorías superiores hacia cifras más elevadas para mantener las diferencias las más altas y las más bajas. Sin embargo, parece que lo que está sucediendo por ahora es justo lo contrario.
El caso más extremo de este fenómeno se da en el sector agrario, donde la mitad de los trabajadores percibe el salario mínimo. En el campo se están empezando a ver convenios con tablas directamente planas, es decir, sin diferencias por categorías. Este es el caso, por ejemplo, del convenio del campo en la provincia de Córdoba, que ampara a 60.000 trabajadores. @20minutos
Vamos, que hay sectores en los que ser “encargado” es más un castigo que otra cosa. Porque vas a cobrar lo mismo o casi lo mismo que tus compañeros con menos responsabilidad.