Frente al reinado absoluto de los utraprocesados, los expertos en salud pública han encontrado el medicamento más efectivo: los impuestos.
La idea de Hilson: “es vital extender el impuesto al azúcar a todos los alimentos procesados. El impuesto actual ha logrado reducir el azúcar en los refrescos, pero necesitamos ver el mismo éxito en productos como batidos, galletas, yogures y cereales para el desayuno para mejorar la salud pública”, decía.