No hay mal que por bien no venga…

Lo mismo el calentamiento global infernal que estamos alimentando los malignos humanos, lo que hace es extinguirnos y con ello el planeta evoluciona a algo que le guste más a los ecologistas extintos 😀

No hay mal que por bien no venga...

Pero vayamos por partes: ¿qué es un cenote? Se trata de un depósito natural de agua dulce, una especie de pozo que normalmente es muy profundo —no se le suele ver el fondo— y que, por encima de todo, tiene algo de místico. Yucatán es, sin duda, el lugar de la tierra donde más abundan estos parajes, y aunque parezcan dispersos al azar, vistos desde el espacio hay un gran grupo que sigue un patrón: un semicírculo que parece trazado con compás.

En la década de 1980, un grupo de arqueólogos estaba estudiando imágenes de satélite de la península de Yucatán para intentar comprender qué había sido de la civilización maya que antaño dominó la península, cuando encontró el patrón inesperado que formaba un anillo de cenotes casi perfecto de unos 200 kilómetros de diámetro. Los indígenas dependían de estos enormes pozos para beber agua, pero la extraña disposición de los cenotes dejó perplejos a los investigadores, que presentaron su hallazgo en una conferencia en Acapulco en 1988. @elconfidencial

No hay mal que por bien no venga...

¿Micromachismos o… MACROTONTERÍAS?

¿Micromachismos o... MACROTONTERÍAS?

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El “sexismo” nace de una realidad empírica: no somos iguales, ni física ni mentalmente, y a partir de ahí se derivan una serie de usos y costumbres que evolucionan de forma natural con el tiempo. Y ya.

Gonzalo vive en una autocaravana: “Divorciado, un piso me resultaba inviable”

Gonzalo vive en una autocaravana: "Divorciado, un piso me resultaba inviable"

“Ríe cada día”. Lo dice un letrero que Gonzalo Martínez tiene colgado en la caravana donde vive y él tiene pinta de cumplirlo a rajatabla o al menos intentarlo. No siempre lo ha conseguido. Tras divorciarse, le costó “un poco” adaptarse a esta nueva etapa, pero no por las reducidas dimensiones de su peculiar hogar. “Echaba de menos a los hijos, aunque puedo ir a verlos cuando quiera”, aclara.

A sus 54 años, este repartidor leonés empadronado en Bilbao ha emprendido una nueva ruta, la de sobreponerse a las circunstancias. “Tal y como están las cosas, divorciado, me resultaba inviable meterme en un piso. Estoy trabajando con contrato fijo, pero para pagar todos los gastos que conlleva ahora mismo la manutención de los hijos… es complicado. Así por lo menos me aseguro de que a lo que no le va a faltar nada es a la pensión de ellos, que es lo más importante”, cuenta, finalizada la jornada laboral, en un día soleado que se presta, con la naturaleza a dos pasos, a las bermudas, la manga corta y las chanclas. @deia

Gonzalo vive en una autocaravana: "Divorciado, un piso me resultaba inviable"