El fabricante del sumergible fue denunciado en 2018 por parte de un ex empleado, David Lochridge, ingeniero y piloto de submarinos, ante la desconfianza que sintió sobre la seguridad de la embarcación, según la cadena CBS. Al parecer, dicho trabajador señaló que la empresa podría “exponer a los pasajeros a un peligro extremo potencial en un sumergible experimental”, ya que los clientes “no estarían al tanto” de este diseño y la falta de pruebas. La CBS asegura que OceanGate despidió a Lochridge después de sus temores sobre la calidad de la nave. La empresa demandó al exempleado ese mismo año, alegando que había incumplido con su contrato de trabajo al revelar información confidencial a la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional en el momento en el que presentó la denuncia ante la agencia.
En la demanda contra OceanGate, Lochridge afirmó que cuando se unió a OceanGate, el director ejecutivo de la compañía, Stockton Rich, uno de los desaparecidos a bordo de la nave, le encargó realizar una inspección de control de calidad para “garantizar la seguridad de toda la tripulación y los clientes durante las operaciones sumergibles y de superficie” del buque experimental. Pero Lochridge, según la demanda, expresó su preocupación por el diseño del casco, en particular porque estaba hecho de fibra de carbono en lugar de una composición metálica. Lockridge se opuso a la “desviación de un plan original de OceanGate y su CEO para realizar pruebas no destructivas y pruebas de presión no tripuladas” en el Titán.
Enviado por @alvarovallilli1
– ¿De qué tamaño quiere el escape?
– Sí pic.twitter.com/sQHF9cCoXI
— EstaPasando (@EstaPasandoEsto) June 21, 2023
Enviado por Rubén.