En la recién inaugurada Plaza de España madrileña, los resultados de las mediciones a medio día realizadas rudimentariamente por este diario dejan diferencias notables entre las zonas arboladas y el espacio central dominado por puro adoquín. Al césped, bajo la copa los robles rojos plantados durante el invierno, el termómetro marca 29,2ºC. Fuera de ese espacio, con el sol pegando directamente sobre el suelo sólido, los grados se elevan hasta los 63,5ºC. Es decir, en un mismo lugar urbano, la diferencia de calentamiento de la superficie (la cual irradia la atmósfera) es de 34,3ºC en plena ola de calor madrileña. @publico