No me queda claro qué desastre habría sufrido la humanidad, pero a efectos de satélites sí que podría haber sido una liada.
“Estábamos aterrados”. Esa es la frase con la que Pam Melroy, administradora adjunta de la NASA y antigua astronauta, se refirió a la colisión que estuvo a punto de suceder el 28 de febrero de 2024, cuando un satélite ruso a la deriva ‘rozó’ un satélite norteamericano. Si hubieran chocado, el accidente habría creado millones de partículas hipersónicas que, según Melroy, habrían puesto en peligro la vida de los astronautas en las estaciones espaciales. La misma metralla podría haber destruido infraestructura vital para la humanidad gracias al síndrome de Kessler. @elconfidencial