El otro día os traje a Shmee presentando el garaje de un millonetis. Era una pasada, pero seguramente no habría colmado los deseos de los que prefieren los coches más “puros” y con menos electrónica y pijadas modernas.
En este caso Chris Harris visita un garaje espectacular, pero en lugar de buen vino joven, es crianza y reserva. Le ha dejado con los huevos vacíos.