[…] “El país más seguro de América Latina”, así es El Salvador a ojos de su presidente, Nayib Bukele, quien hace dos años emprendió una “guerra total” contra las maras que dominaban las calles salvadoreñas y en un tiempo récord ha transformado el que era uno de los países más violentos del mundo en una especie de remanso de paz.
Para ello ha sido necesario un estado de excepción permanente, el despliegue del ejército, la construcción de cárceles de máxima seguridad, la detención de más de 60.000 personas (el 1% de la población total del país) y la práctica desaparición de los derechos civiles, según denuncia la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos. […] @20minutos
Este día, en un nuevo operativo, trasladamos al segundo grupo de 2,000 pandilleros al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT).
Con esto, ya son 4,000 pandilleros los que habitan la cárcel más criticada del mundo. pic.twitter.com/A2oTUIYubW
— Nayib Bukele (@nayibbukele) March 15, 2023
“Es evidente que la seguridad ha mejorado, eso no se puede negar, pero lo ha hecho a base de una política represiva y de detenciones masivas de todo tipo. Aquí te pueden detener por el mero hecho de llevar un tatuaje o porque un vecino te denuncie y diga que perteneces a una mara”, asegura Pedro Bueno, madrileño de 68 años y responsable de cooperación internacional de una ONG española que trabaja en El Salvador.
Bueno también destaca el elevado número de detenciones arbitrarias que se han producido: “Se calcula que de las 60.000 personas detenidas, alrededor de un 5-8% pueden ser no mareros, yo pienso que es un número mayor que se acerca al 15-20%”.
Por otra parte…
“El Salvador era una auténtica locura, un país muy peligroso. Aquí no es que te robaran el móvil mientras caminabas por la calle, es que primero te pegaban un tiro y después te robaban el móvil. Ahora eso ha cambiado radicalmente”, añade este empresario valenciano de 49 años, que también ha notado en primera persona el cambio. “Hemos triplicado las ventas en El Salvador porque ahora los niños ya van en bici por la calle y los estudiantes van en bici a la universidad. Antes no iban, pero no porque les diera miedo que les robaran la bici, sino porque te mataban para robarte la bici”.