La práctica judicial encontró un asidero al que agarramos para evitar la impunidad en aquellos casos de delitos cometidos en circunstancias en las que es especialmente difícil que existan pruebas objetivas: poder considerar el testimonio de la presunta víctima como única prueba de cargo. Pero para hacerlo, debe cumplir unas exigencias muy concretas. Que tenga sentido, que sea persistente, y que no existan razones para mentir (como venganza, o sacar rédito económico). Si la única prueba que concurre es esa declaración de la víctima y esa prueba no pasa ese triple filtro, no debe condenar.
A continuación dejo un extracto del artículo que vale como resumen, aunque os recomiendo leerlo completo (son 5 minutos):
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Aún recuerdo el Flight Simulator 95 (con esa cifra me siento turboviejo) y los graficazos que tenía… Que eran básicamente unos pixelazos en el suelo y 4 cubos.
Mis vuelos consistían básicamente en quedarme sin combustible e intentar sobrevivir. O coger el 737 y pasar entre las dos torres gemelas… Sin saber, claro, que en el futuro eso iba a ser un poco macabro.