El pasado mes de enero, las autoridades sanitarias escocesas notificaron varios casos de hepatitis aguda de origen desconocido en niños. Unas semanas antes, en noviembre, la OMS contabilizó como preocupante el primer caso en Alabama (Estados Unidos). Este pasado sábado, 23 de abril, la institución sanitaria de las Naciones Unidas ha emitido un informe en el que muestra su inquietud por los 169 casos que se han detectado ya en 11 países. Todos los pacientes tienen entre un mes y 16 años de edad.
Lo preocupante de estos casos es que los niños se han visto seriamente afectados y que, además, no se trataba de menores inmunodeprimidos o con patologías severas. Son personas sanas, dice el informe. De hecho, uno de ellos, aunque no se sabe cuándo ni dónde, ha fallecido a cuenta de la hepatitis. Otros 17 menores han necesitado un trasplante de hígado urgente.
Con esta coyuntura, la OMS sugiere que los niños no se han contagiado lo suficiente como para enfrentar enfermedades corrientes con una armadura natural segura. @niusdiario
Pero hay más hipótesis. La segunda:
La segunda hipótesis, también relacionada con el COVID, es que la coinfección del adenovirus F-41 y la del SARS COV-2 sea especialmente maligna para organismos en formación.
La tercera:
En último lugar, la OMS no descarta que estemos ante una mutación del adenovirus y que, de momento, no estemos pudiendo reaccionar a la variante. Hasta ahora, el adenovirus F-41 era tratado como un agente infeccioso autolimitado y liviano.