Extrañísima publicación linkeding @XuneV.
Cuando su doctor me dio la noticia, entre mis alaridos por el dolor emocional intenso, había solo una pregunta en mi mente: «Si yo hice todo bien, ¿por qué estamos aquí?».
Antes de enfermarse de un virus que en teoría no te mata, ella estaba sana. Tres semanas después, una infección en su sangre que no respondió a antibióticos detuvo su corazón y nos dejó hechos polvo a los dos. (aunque lo mío fue más en sentido figurado). Los doctores me dijeron que el caso de mi esposa es uno de esos que llevan a convenciones y discuten qué pudo haber pasado. Sin embargo, no estoy escribiendo esto para contar una historia triste. Todo lo contrario. Mi narrativa no es que «perdí» a Eira. Mi historia es un LA TUVE. Solo yo fui su esposo. Nos prometimos amor toda la vida y ella cumplió su parte… y yo también. Es mi mayor caso de éxito. Uno que me enseñó la maravillosa lección de lo que está en mi control y lo que no. Me confirmó mis prioridades. Me dejó claro qué es lo único que no tiene solución en la vida. Ella y yo vivíamos conscientes de nuestra mortalidad. Por eso, nos quedó una vida de cosas por hacer, pero nada pendiente. Una canción que amo, Nature Boy, dice: «The greatest thing you’d ever learn is to love and be loved in return».
Eira me enseñó la verdad en esas palabras. No hay «jesuswrites» sin ella. Ese fue el evento que me impulsó a mostrarme, cuando estuve listo. El crecimiento postraumático existe. Me gusta pensar que sirvo de evidencia. Su sonrisa se apagó hace cuatro años.
Quise honrarla hoy. Gracias por leerme.
Cheers!
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