¿Lo convertía esto en ateo? La respuesta a esta pregunta es más complicada. Einstein aseguraba, “no soy ateo” y vivía la religiosidad desde un plano más filosófico, lo que él llamaba “el sentido religioso cósmico”, un concepto difícil de aclarar “ya que no implica una idea antropomórfica de Dios”.
En la epístola, Einstein, quien en su 75 cumpleaños se declaró un “no creyente profundamente religioso”, escribió: “La palabra Dios es para mí nada más que la expresión y el producto de las debilidades humanas y la Biblia es una colección de leyendas venerables pero más bien primitivas”. Y añadía: “Para mí, la religión judía no adulterada es, como todas las otras religiones, una encarnación de la superstición primitiva. Y la gente judía a la que con mucho gusto pertenezco, y en cuya mentalidad me siento profundamente arraigado, no tiene para mí un tipo de dignidad diferente a la que tiene el resto de la gente”. @nationalgeographic