Un estudio mundial en el que participa Darío Acuña, profesor emérito del Departamento de Fisiología de la UGR, avisa del impacto biológico negativo que tiene el cambio horario en las personas y apuesta por mantener el horario de invierno, al ser más equilibrado.
El trabajo argumenta que las variaciones de luz a lo largo de las estaciones son suaves y ello permite la adaptación humana, pero el cambio al horario de verano rompe esa suavidad. Además, el horario de invierno evita el exceso de luz por la tarde/noche, considerado perjudicial para la salud al alterar el sistema cronobiótico de las personas. @20minutos