El ojo del huracán es una zona de calma relativa. Sin embargo, está rodeado por el peligroso «muro del ojo», una región donde los vientos son extremadamente fuertes y las condiciones climáticas pueden ser devastadoras. Aunque las aves encuentran una especie de refugio temporal en el ojo, salir de allí puede ser una tarea casi imposible.
En la mayoría de los casos, las aves se ven obligadas a permanecer en esa zona de calma hasta que las condiciones mejoren, lo cual puede tomar horas o incluso días, dependiendo de la duración y la trayectoria del huracán. @eltiempo