Por lo visto es el producto de un muy ineficiente sistema de bicis compartidas.
A diferencia de los programas tradicionales de bicicletas compartidas con estaciones fijas, el modelo sin base permite a los usuarios recoger y dejar bicicletas donde quieran, utilizando una aplicación de smartphone para localizar bicicletas cercanas con WiFi. Sin embargo, esta comodidad ha provocado que las aceras de las ciudades chinas se congestionen con bicicletas desechadas o dañadas.
Aunque el objetivo era garantizar un número suficiente de bicicletas, la demanda pronto superó la disponibilidad. Los expertos en transporte estiman que una ciudad como Shanghai podría beneficiarse de hasta 600.000 bicicletas, pero las calles están inundadas con casi tres veces esa cantidad. @indianexpress
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