Ocurrió del sábado al domingo del día 13. Ambas estaban entrenando por la tarde, ya entrada la noche, y no se dieron cuenta de que el gimnasio al que van, el Gym Tonic de Santiago de Compostela, había cerrado. Una de las características de este conocido recinto deportivo es que no tiene recepción, sino que se accede con la huella dactilar y que tiene cierre automático. Ahí fue el problema.
«Durmieron en el sofá de la entrada, tenían café agua… de todo», confesaba la responsable del gimnasio, Sabela López, en ‘Herrera en Cope’. Las afectadas se lo tomaron con filosofía y cierto sentido del humor. De hecho, «durmieron tranquilamente, sin ruidos».@abc