LO DE DANIEL SANCHO: pic.twitter.com/cHG0HcFPx6
— Ane Lindane (@AneLindane) August 9, 2023
Corría la primavera de 1989, dos años después del atentado de Hipercor e inmediatamente después de la ruptura de las negociaciones de Argel, cuando el Gobierno de Felipe González comenzó a aplicar la política de dispersión en un escenario donde los presos de ETA se agrupaban en las cárceles de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), sobre todo, y Alcalá-Meco (Madrid) o Carabanchel, en el caso de las mujeres. El objetivo era enviarlos a cumplir condena a prisiones a cientos de kilómetros de sus casas y de donde cometieron los delitos para intentar debilitar el control que mantenía la dirección de ETA sobre el colectivo de presos. @noticiasdegipuzkoa