[…] Según parece, el hombre se habría caído al espacio de 45 centímetros que había entre las neveras y la pared, y se habría quedado atrapado. El ruido de los compresores de las neveras habría ahogado cualquier grito pidiendo auxilio.
Ahora, la autopsia no ha encontrado señales de una muerte violenta, y el caso de la desaparición se ha cerrado, diez años después, como una muerte accidental. […]
@elnacional enviado por @linkvron