Al principio, trataron de mantener la esencia de los arroces tradicionales de nuestro país: secos, de un dedo de arroz, con punto y mucha vida. Pero la realidad es que, a pesar de ser uno de los manjares favoritos de los epañoles, dichas elaboraciones no fueron bien recibidas por el público americano. Por ello, decidieron darle la vuelta al negocio y comenzar a dirigir sus elaboraciones directamente al gusto de los gringos. “Ahí fue cuando decidimos sacar la paella de hamburguesa, de costillas barbacoa e incluso de las típicas alitas picantes que se comen aquí”, cuenta Quique a EL ESPAÑOL. @elespanol