“¿Por qué creo en Dios?”

John Lennox (no, no es la versión hacendado de John Lennon) expone sus argumentos en la Oxford Union Society. Activad los subtítulos.

Se puede ser ateo y darle, al menos parte de razón al señor Lennox. He pensado muchas veces sobre este tema, sobre lo que aportan a la sociedad los creyentes que hacen cosas buenas por su fe. Puedes pensar que son unos pobres diablos que creen en “chorradas”, pero es como cuando un crío tiene ilusión con Papá Noel y los Reyes Magos, y se porta bien por no decepcionar a un ser místico (y porque luego hay premio). Será felicidad a partir de un engaño o una fantasía, pero es felicidad tangible. Si intentamos pensar desde la máxima sobriedad, nos abstraemos, y eliminamos toda espiritualidad del ser humano, parte de la vida carece un poco de sentido. Creo que el ser humano no está preparado para vivir con la idea de que él y todos los que le rodean van a morir, que su vida no tiene un fin concreto, una utilidad práctica, una razón de ser. Vivir siendo ateo es vivir huérfano de espíritu, sin tutela divina, es ser bueno simplemente por principios, pero no sabes exactamente por qué sigues esos principios, más allá de sentirte “en paz contigo mismo” y de eliminar la posibilidad de represalias. ¿Por qué ser bueno cuando nadie te mira? ¿por qué no hacer algo malo si no te van a pillar? ¿si nadie te vigila desde el cielo? ¿por qué?

Es un tema complejo, y dentro de mi ateísmo convencido e irreversible, con el tiempo he aprendido a respetar a la gente que decidió vivir creyendo en el Papá Noel de los adultos. Total, él y yo vamos a palmar igual, y si él es capaz de “autoengañarse” o “autoconvencerse” para ser más feliz, podría decir que le envidio. Yo no podría ser creyente ni queriendo, ya que mi cabeza no me tolera el autoengaño ni la fe ciega.

Vídeo enviado por Pablo.