Publicitada como «una de las playas más bonitas de Mallorca», su viralización en redes sociales la ha convertido de un paraíso secreto solo conocido por locales a una atracción turística saturada. Ahora, verano tras verano, el pequeño caló se llena de gente. Al tener apenas una capacidad máxima de entre 20 y 30 personas, en los meses de junio, julio y agosto prácticamente a diario supera su aforo, por lo que llegan a producirse colas de hasta una hora para poder acceder al caló. El año pasado la masificación llegó a tales extremos que el Ayuntamiento de Santanyí puso vigilancia privada para controlar la entrada. @Ultimahora.
Duchas: No.
Lavabos: No.
Restaurantes: en las inmediaciones no hay restaurantes ni bares, pero a 10 minutos a pie, en Cala Llombards, hay una gran variedad.
Nudismo: No.
Mascotas permitidas: No.
La gente quiere su fotito para el Instagram… qué le vamos a hacer. Están dispuestos a gastar 3 horas de cola para fardar de vacasiones. Quizás si prohíben los móviles y las cámaras se solucione el tema de las colas.
Enviado por Rubén.