Las palabras y afirmaciones de Kahina Bahloul son contundentes, pero serenas. Haber estudiado durante años las escrituras sagradas del islam le profiere seguridad para defender sus postulados, pero sin excluir la duda o el desacuerdo de su interlocutor. Se mueve por la sala como si flotara, alta como es, envuelta en un largo vestido que le llega a los pies. Su rostro es poco expresivo, pero nada frío. Su gesto es acogedor, calmado. El mismo que se podría esperar de una ministra espiritual, porque lo es. @eldiario