Maravillas de la evolución. A lo largo de cientos de años esta víbora ha desarrollado el final de su cola, llegando a parecer una araña a todo detalle.
Seguramente las primeras de su especie serían serpientes que asomaban sin querer el rabo por una cavidad, y los pájaros creían que era un gusano moviéndose. Las serpientes que más parecido tenían el rabo a un insecto que atrayese mucho a los pájaros, tenían más posibilidades de tener descendencia. Pequeñas mutaciones en los genes de sus descendientes hicieron el resto.