Según relatan varios interesados, en el aula de informática número 16, «después de unos 20 minutos de examen un altavoz empieza a recitar las respuestas… 45 a, 46 b». Al parecer, según algunas versiones, una mujer llevaba un diminuto pinganillo o auricular inalámbrico en la oreja oculto bajo el pelo desde el que recibía información del exterior. Al desconectarse del móvil que llevaba, provocó no que se activara un altavoz, sino que las respuestas que le facilitaban por el pinganillo fueran audibles para las personas más cercanas. @lasprovincias
Enviado por CrisMAD.