Hola mar y con, sin rodeos pero con cariño. Acompáñame a esta triste historia:
Hace aproximadamente un año me enteré de que iba a ser papá. Antes de eso hacía un tiempo que andaba soltero, en un buen trabajo, hacía ejercicio a diario, estaba reformando mi casa y vivía con entera libertad. Había tenido una buena relación con mi expareja pero había decidido no seguir con ella porque ella tenía una “mochila” bastante importante de la cual no quería hacerme cargo. Lo hablamos y se acabó, hasta ahí todo correcto. El 24 de diciembre del 2018, después de varios meses de haber roto de forma cordial sé presentó en mi casa y terminamos consumando.
El típico polvo de despedida definitiva, pues ella misma dijo que aquel era el final de nuestra relación. Dos meses después se presenta en mi trabajo y me da la noticia. Sí, lo sé, parece la encerrona calculadora de una hembra desesperada pero ella dice que no, que fue fortuito y yo la creo, como también descarto que otro hombre haya hecho de pájaro cuco.
Desde que lo supe tuve claro que no iba a abortar, ella es anti aborto y ni sé lo planteé. Decidí, pues, volver con ella. Es una mujer estupenda y habíamos tenido una bonita relación. También sabía que no habría otra mujer con la que quisiera ser padre, después de saber cómo está el mercado y la cantidad de locas por metro cuadrado me pareció que merecía la pena intentarlo. Además mi familia la adora.
El problema ha sido este año infernal; no pasó ni un mes cuando me vi en un ERTE permanente sin posibilidad de reinserción en mi puesto, dejando mi piso en alquiler para irme a vivir al suyo con ella y con su hijo de otra relación y haciéndome cargo de todos los gastos, deberes y responsabilidades del piso, comidas, facturas mías y suyas y así un sin fin de cosas que se han llevado mis ahorros. Pero no vengo a llorar por el dinero, sobretodo me afectó la pérdida absoluta de intimidad, vida social e independencia.
Por causa de llevar la vida que llevaba me llegaban mensajes de otras mujeres que me buscaban, las cuales rechacé categóricamente pero creó un ambiente de desconfianza hasta tal punto que me vi forzado a renunciar a mi teléfono móvil, amigos y cualquier salida por temor a represalias y tener un buen ambiente en casa. El peso de este encierro, la desconfianza y las responsabilidades para con ella y su hijo me han llevado poco a poco a ser un amargado, estar siempre de mal humor, engordar 15 kilos y no tener ni un duro. Vaya, que estoy en la mierda. Ahora he decidido romper y abandonarlos y, a pesar de quedar como un miserable cobarde, pienso que he tomado la mejor decisión pues allí era infeliz y no me sentía en casa.
¿Cuál es tu sentencia? Por un lado sé que merezco la muerte y el desprecio absoluto, por otro lado siento que he recuperado la única libertad verdadera.
Una retirada a tiempo es una victoria. Tu retirada a tiempo fue la primera. La segunda retirada te deja tocado, pero de ti de pende que no te deje hundido. #NoEstesTriste #AmiMeFunciona #NeverGonnaGiveYouUp