Personalmente creo en el quid pro quo. Si veo que el crío está molestando más de la cuenta (porque los críos siempre molestan en ese tipo de sitios), salgo con él fuera hasta que se calme. Un poco de sentido común. No es normal ni dejarle que berree sin límites, ni pretender que un niño no meta más ruido o moleste más que un adulto. Yo mismo tengo un hijo y tengo más o menos establecido el límite de molestia ajena. A mí también me molestan los hijos de los demás, pero 4 o 5 gritos/lloros random se aguantan sin problemas. También os digo que la empatía con estas cosas se desarrolla mucho cuando tú tienes un hijo, antes de eso es difícil entender la situación, y se tiende al “que se hagan cargo de sus hijos, no tengo por qué aguantar blablabla…”.