“El calamar, que medía unos 75 cm de largo, descendió sobre nuestra cámara suponiendo que era una presa y trató de asustarlo con sus enormes faros bioluminiscentes”, dijo la profesora asociada Stewart. “Luego procedió a rodear con sus brazos una de las otras cámaras, que a su vez recogió el encuentro con mayor detalle. Creo que tuvimos mucha suerte de haber presenciado esto”. @vistaalmar
La mujer, que vivía en una residencia de la localidad madrileña estaba comiendo un bocadillo de calamares en la terraza de un bar con varios familiares que habían ido a visitarla cuando se produjo el atragantamiento, cuenta ‘Telemadrid’.
Rápidamente se avisó a Emergencias 112 y los miembros de Protección Civil intentaron reanimarla haciendo la maniobra de Heimlich, pero sin éxito. Cuando los médicos llegaron la mujer estaba en parada cardiorrespiratoria y solo pudieron certificar su fallecimiento. @antena3
Nos lo explica Anselmo Fierro, de grupo Villoldo (con el Estrella del Bajo Carrión, La barra de Villoldo y Habana Cafetería en Palencia y los restaurantes Villoldo y dNorte en Madrid). “Si hiciéramos bocadillos con calamares de verdad habría que cobrar a 12 o 14 euros cada uno. La grandísima mayoría de los bocatas se preparan, en realidad, con potón del Pacífico (‘Dosidicus gigas’) que llega a los restaurantes ya cortado en anillas. Esa es la razón por la que hay tanto sitio en Madrid que los sirve a 4 euros”. Materia prima más económica, parecida (pero no igual) y precio más barato: una fórmula para el éxito. @epe
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