[…] Cuando Audrey Mash llegó al hospital Vall d’Hebron, su cuerpo estaba a 20,2 grados. Hacía tres horas que su corazón había dejado de latir. Su marido, Rohan Schoeman, que había salido con ella a primera hora de la mañana desde el refugio de Coma de Vaca para lo que debía ser un gran día de montaña, antes de que les sorprendiera la tormenta de nieve, y que se había quedado junto a su cuerpo hasta que llegó el equipo de rescate, estaba convencido de que había muerto. […] @lavanguardia.