“Estamos flipando”
Y no es la primera vez que esta gente la lía con las gráficas…
Hasta sus escisiones tienen el mismo problema…
Y no es la primera vez que esta gente la lía con las gráficas…
Hasta sus escisiones tienen el mismo problema…
Intentando pronunciar las palabras más complicadas de nuestro idioma. Wait for it.
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¿Cuántos mensajes motivacionales nos llaman a ignorar todo lo que consideremos tóxico? ¿Y qué es lo tóxico? Todo aquello que nos diga que podríamos estar mal, que nuestro comportamiento es incorrecto, todo lo que podamos considerar negativo.
Me ha gustado esta parte.
No hace mucho hubo un debate entre el coach y empresario Carlos Muñoz, y el diseñador Diego Ruzzarín. El resultado de este debate fue muy claro. Ruzzarin impuso sus argumentos con facilidad y tranquilidad. Algo que para internet fue visto como una humillación, como una máquina de memes donde Carlos pasó a ser el objeto de todo tipo de burlas. El pecado que cometió Carlos es no estar en lo correcto, o al menos no estar ni lejos de tener el modo de defender que lo que cree es lo correcto. Y es que esto es lo más cínico. El debate es uno de los contextos más alabados por la cultura popular. El contexto intelectual social. ¿Por qué aún así la gente lo convirtió en un circo? Por muchas razones, pero en parte por el EGO. La mayor parte se identificaba con el ganador del debate.
La pregunta es… ¿Qué nos hace suponer que de participar en un debate cualquiera, nosotros vayamos a ser siempre el Diego Ruzzarín de ese debate? Si nosotros hubiéramos cometido el atroz crimen de equivocarnos con respecto a un tema, ¿No sería genial que a través de un debate se nos corrigiera, en lugar de convertirnos en un bufón del pueblo? Si convertimos a eso de estar equivocados en un pecado que merece un castigo tan grande, es porque fijamos con tranquilidad que nosotros nunca vamos a cometer ese pecado. Nadie propondría un castigo tan grande para algo en lo que piensa que caería tan facilmente.
Y aquí es donde nos lleva este ejemplo, a la cultura de la cancelación. Donde cualquier mínimo error implica que en nombre de la justicia social, el amor, la comprensión, y un sinfín de cosas más que suenan muy bonitas, deberás ser castigado ejemplarmente, en público, y sin derecho a redención. No importa que el error lo hayas cometido hace muchos años, o en realidad no sea tan grave. El punto es que si ofendió a alguien, o le hizo sentirse ofendido, pues ya está, eso es todo lo que se necesita.
Por cierto, el EGO y la política de la cancelación están estrechamente asociados a la “superioridad moral” de ciertos grupos relacionados con el progresismo, el feminismo, y muchas palabras que acaban en ‘ismo’.
Os recomiendo este canal. El finolier JNM me suele mandar muchos vídeos suyos, y la mayoría no los publico pero son muy interesantes.