Violeta cocina para mantenerse entretenida. Los últimos tres días se mueve entre la tranquilidad más pura y un nerviosismo que la devora por dentro. Prefiere usar un pseudónimo para “sentirme más segura”, pero enseña a El Salto decenas de capturas de conversaciones e imágenes que guarda en su ordenador porque “a las mujeres se nos suele pedir pruebas, incluso antes de escucharnos”, denuncia. Las conversaciones ocurren desde el 1 de julio de 2014 hasta el 15 de febrero de 2015. Medio año de un diálogo intermitente y dos encuentros es lo que mantuvo Violeta con Íñigo Errejón. Tenía entonces 23 años. @elsaltodiario