Una investigación revela que el polvo puede aportar información de los ocupantes actuales y pasados de una escena del crimen.

Los seres humanos liberan constantemente ácido desoxirribonucleico (ADN) al entorno circundante. Este ADN puede permanecer suspendido en el aire o depositarse sobre las superficies en forma de polvo interior. En este estudio, exploramos el posible uso del ADN humano recuperado del aire y el polvo para investigar delitos donde no existen rastros visibles; por ejemplo, en una fábrica de medicamentos recientemente desocupada donde había varios trabajadores. Se recogieron muestras de tres espacios interiores (oficinas, salas de reuniones y laboratorios) caracterizados por diferentes tipos de ocupación y sistemas de limpieza. Los perfiles de ADN resultantes se compararon con los perfiles de referencia de 55 ocupantes de las instalaciones.
Nuestros hallazgos demostraron que las muestras de polvo interior son una rica fuente de ADN y proporcionan un registro histórico de los ocupantes dentro de la localidad específica de recolección. También se observaron niveles detectables de ADN en muestras de aire y polvo de laboratorios forenses ultralimpios, que potencialmente pueden contaminar las muestras de casos. Proporcionamos un modelo estadístico bayesiano para estimar el número mínimo de muestras de polvo necesario para detectar a todos los habitantes de un lugar. Los resultados de este estudio sugieren que el aire y el polvo podrían convertirse en nuevas fuentes de evidencia de ADN para identificar a los ocupantes actuales y pasados de una escena del crimen. @nature

Enviado por @Manolitofagotas