Entre los empaquetados cotidianos que deberían desaparecer en Europa están:
- Los envases de frutas y verduras frescas sin procesar. Las clásicas bandejas de tomates o zanahorias, por ejemplo. “Esta medida ya estaba prevista en España con el último real decreto de empaquetado, pero ha pasado el plazo y todavía no se ha implementado”, dice el responsable de consumo y biodiversidad en Greeenpeace, Julio Barea. La norma española permite una serie de excepciones que debían concretarse en un listado de variedades exentas. La fecha tope para adaptar los supermercados llegó el 28 de diciembre de 2023.
- Los alimentos y bebidas que se sirven en las cafeterías y restaurantes “que no necesitan más elaboración y suelen consumirse en el propio envase” como una ensalada rápida.
- Porciones individuales. Como son las monodosis, por ejemplo, de azúcar o de salsas como el kétchup, mostaza o mayonesa.
- Los “envases pequeños de higiene personal”, como los microbotes de gel o champú que se ofrecen en hoteles.
- Bolsas de plástico “muy ligeras” (15 micras o menos).