[…] “A mí me gusta mi trabajo. Mucho más que cuando estaba con los toros. Aquí me divierto con la gente, me pongo un disfraz distinto cada noche, y hago reír al público. A mí no me humillan y no creo que se rían de mí. Se ríen porque hago cosas graciosas, que me las preparo en el espectáculo para eso. Para un artista cómico, lo mejor que le puede pasar es que la gente se ría, ¿no?”, se pregunta. […]
[…] El guardia de seguridad, que tiene padre español y madre inglesa, también da su opinión: “Yo creo que lo discriminatorio es no dejarlo trabajar, ¿no? Yo puedo hacer un striptease. Esta chica que acaba de salir también puede. Pero… ¿Toni no por tener enanismo? A mí me parece que la humillación es esa”. […] @elespanol
La nueva censura no contempla la idea de que uno se pueda reír de uno mismo, y pueda sacar rédito económico de ello. Porque ahora va a resultar que la gente contrata transexuales para las despedidas de soltero por sus dotes artísticas o su atractivo, y no porque se crea una situación incómoda a la par que cómica, en la que se pretende “humillar” al protagonista de la despedida, o como lo llaman ahora: hacerle un ROAST.
Si nos ponemos a analizar todos los entornos laborales que puedan denigrar a una persona, no acabamos nunca. Al menos Toni lo hacía por voluntad propia y feliz de la vida. Ahora tendrá que ser policía, o bombero, pero de verdad… ah no, que tampoco puede.