Francisco Javier L. G., de 42 años y vecina de Carmona, no ha sido sometida a ninguna intervención quirúrgica para cambiar de sexo ni tiene previsto hacerlo. “Me gusta mi cuerpo, soy feliz con él y no pretendo cambiarlo”. Tampoco se ha cambiado el nombre. Lo que ha modificado es únicamente su género. Con la anterior ley no podría haberlo hecho. El nuevo texto legal suprime la obligación de aportar informes médicos que acrediten la disforia de género y la prueba de dos años de tratamiento hormonal, como ocurría hasta antes de la entrada en vigor de la ley trans para las personas adultas.
La soldado Francisco informó a sus superiores de que es ya una mujer, y por lo tanto no puede utilizar el vestuario masculino, donde estaba su taquilla y donde se había cambiado durante todos estos años. “No podía seguir utilizando un vestuario contrario a mi género, por lo que solicité el uso del vestuario que me correspondiera, que entiendo que debe ser el femenino, pues soy una mujer”, explica esta soldado, que ha querido dar a conocer su situación a través de este periódico y asegura que iniciará acciones legales al sentirse discriminado. Las instalaciones, sin embargo, son de hace casi cincuenta años y sólo hay vestuarios masculinos y femeninos, estando éste último ocupado por encimo de su capacidad. @diariodesevilla
Tenéis el vídeo de la entrevista (7 minutos) aquí.
Enviado por Grendel.