A través de Whatsapp le trasladó toda clase de mensajes, como que «del amor al odio hay un paso» o que «o se comprometía con ella al 100 % o que se preparase, que lo que vendría sería muy caro». De igual modo, se presentaba en el domicilio del perjudicado, le preguntaba dónde se encontraba, le reprochaba cómo se sentía ella o criticaba que estuviese con otras personas.
Dado que la víctima no cambiaba de opinión, el 26 de diciembre del año pasado, poco antes de las once de la noche, la procesada se presentó en el domicilio del denunciante en Ponteareas. Lo hizo con el pretexto de mantener una conversación en persona sobre la situación en la que se encontraban, de tal modo que, ya dentro de la vivienda, le preguntó si volvería con ella, a lo que el joven le respondió que no lo haría.
Fue entonces cuando la procesada se desplazó hasta la cocina con la excusa de coger un vaso de agua. Allí se hizo con un cuchillo de diez centímetros de hoja que escondió cuando regresó al salón donde el denunciante se encontraba viendo la televisión. De este modo, el perjudicado estaba sentado, de espaldas a la acusada y distraído con el televisor cuando la ahora condenada, «con ánimo de causarle la muerte», «extrajo el cuchiIIo de entre sus ropas y le cortó la nuca de lado a lado».
No consiguió su objetivo. Su exnovio, nada más sentir el corte, se incorporó y se volteó hacia la procesada, quien reaccionó comenzando a lanzarle el cuchiIIo en dirección al pecho con la intención de clavárselo y causarle la muerte. Finalmente, el joven le arrebató el cuchillo agarrándolo con su mano izquierda. @lavozdegalicia