Vinieron después de que cerráramos, borrachos, gritando «Abre, queremos vino». Yo dije que no, que no abrimos después de las 11 de la noche. Entonces empezaron a hacer palanca en las puertas con hachas. Corrí hasta el techo gritando y se fueron corriendo. Por favor, su alteza. Ayúdeme en esta empresa.
Han pasado más de dos milenios y no hemos cambiado nada 😀