Por una parte, entiendo al padre que quiere que su hijo, con necesidades especiales, no sufra. Lo mismo pasa con los dueños de mascotas que se vuelven locas con los petardos. Pero por otra parte, me pregunto cuánto se tiene que adaptar a estas personas con necesidades especiales para no sufran lo más mínimo en ningún momento. (Y eso que con muchas de ellas yo estaría de acuerdo) ¿Si de camino al colegio le dan miedo los coches, eliminamos el tráfico rodado en esa zona? ¿Si le molestan los ruidos altos, se prohíbe hablar a más de ciertos decibelios en lugares públicos? ¿ Si le dan miedo Los perros Habría que prohibir los perros por su zona? ¿Para que una persona sorda no se sienta discriminada debería ser obligatorio que el resto de personas aprendiésemos el lenguaje de signos por si nos la encontramos alguna vez?
¿En qué momento como sociedad estamos protegiendo al individuo y en qué momento estamos cortando libertades? @Tigrénidas.
Necesito 30 segundos de vuestra atención. Este es mi hermano Alejandro y esta es su realidad. Todos los años sufre reiterados ataques ansiedad debido a los petardos, estamos intentando concienciar sobre el daño que producen en personas que padecen TEA. pic.twitter.com/Lo9qGLLNFJ
— cuervo (@ireecabreraa) January 3, 2023
Aquí está la clave: ¿Adaptar el mundo a tu particularidad, o adaptar tu particularidad al mundo?
Pues nada, habrá que comprarle unos cascos mejores al chaval, porque los hay que eliminan casi la totalidad del ruido, como los de las galerías de tiro. Además dejan pasar la voz.
Es que siempre habrá alguien al que le afecte algo especialmente… incluso si los petardos no emitiesen sonido alguno…