Lo que comenzó como un paseo para “enfriar la cabeza” terminó siendo una travesía épica. Un hombre del norte de Italia discutió con su esposa y decidió salir a despejarse… pero no se detuvo: caminó 450 kilómetros sin rumbo fijo, atravesando el país durante una semana.
La policía lo encontró al sur, agotado y con frío, pero sano. Su esposa, que lo había reportado como desaparecido, tuvo que conducir hasta allá para recogerlo.
“Me ayudó a calmarme y aclarar mi mente”, dijo el caminante zen. Porque a veces, un respiro se convierte en toda una odisea. @cajadepizza
Ahora cuando se cargan a uno lo mandan volando al cielo de los rateros para que le roben a diosito.