Y no tenía cañón, ni orugas… solo contenía un líquido. Pero no cualquier líquido.
El isocianato de metilo es extremadamente tóxico. No se conoce ningún antídoto. El valor límite umbral establecido por la Conferencia Americana de Higienistas Industriales Gubernamentales es de 0,02 ppm. El MIC es tóxico por inhalación, ingestión y contacto en cantidades tan bajas como 0,4 ppm. Los síntomas de exposición incluyen tos, dolor torácico, disnea, asma, irritación de ojos, nariz y garganta, así como lesiones cutáneas. Niveles de exposición más elevados, superiores a 21 ppm, pueden provocar edema pulmonar o de pulmón, enfisema y hemorragias, bronconeumonía y muerte. Aunque el olor del isocianato de metilo no puede ser detectado a 5 ppm por la mayoría de las personas, sus potentes propiedades lacrimales proporcionan una excelente advertencia de su presencia (a una concentración de 2-4 partes por millón (ppm) los ojos de los sujetos se irritan, mientras que a 21 ppm, los sujetos no podían tolerar la presencia de isocianato de metilo en el aire).
En la catástrofe de Bhopal de 1984, se liberaron unos 42.000 kilogramos de isocianato de metilo y otros gases de los depósitos subterráneos de la fábrica Union Carbide India Limited (UCIL), sobre una zona poblada el 3 de diciembre de 1984, matando a unas 3.500 personas inmediatamente, a 8.000 personas en las primeras 48 horas y a 15.000 más en los años siguientes. La catástrofe dejó secuelas en la salud de 200.000 personas.