La idea lleva tiempo rondando, y se ha propuesto elevarlo a nivel europeo e incluso global. Varios organismos internacionales y estudios oficiales avalan el mantenimiento del tributo. La OCDE recomendó en 2021 «reducir las exenciones y desgravaciones fiscales» en el impuesto, «que no tienen una justificación sólida y que tienden a ser regresivas». La postura fue recogida por el comité de expertos que elaboraron el Libro Blanco de la reforma fiscal, que hace dos años recomendó mantener el tributo, y acometer reformas sustanciales sobre sus principales elementos, como por ejemplo el aumento de su mínimo exento o la reducción de sus tipos impositivos. El guante fue recogido por la Fundación Alternativas -cercana al PSOE- que el pasado mayor se posicionó a favor de la armonización. «Las reducciones y las bonificaciones establecidas por la mayoría de CCAA han dejado a este impuesto como un gravamen prácticamente residual», recuerda el Comité liderado por el catedrático Ruiz-Huerta que pide «una tributación mínima en ambos impuestos, siguiendo el ejemplo del reciente Impuesto sobre Grandes Fortunas». @eleconomista