Esta costumbre se basa en la creencia de que exponer a los bebés al aire libre, incluso a temperaturas bajo cero, puede fortalecer su sistema inmunológico y promover la salud en general.
En la década de 1950, algunos padres e instituciones de la Unión Soviética también adoptaron esta práctica.
Un ejemplo de esta costumbre se puede observar en una fotografía de 1958 tomada en Moscú, que muestra una fila de bebés durmiendo pacíficamente afuera en cochecitos de bebé, abrigados con mantas y gorros de piel.
Esta costumbre provocó que Anette Sorensen, una madre danesa, fuese arrestada en Nueva York por dejar a su hijo dormir afuera de un restaurante en 1997. Sørensen fue acusada de poner en peligro la vida de un niño y pasó 36 horas en prisión.